
Repensar las remesas con eCash
Las remesas representan hasta el 60% de los ingresos familiares de los receptores.
Pero aunque el volumen de dinero que los emigrantes envían a casa va en aumento -en 2021, los flujos de remesas alcanzaron los 589.000 millones de dólares, un 7,3% más que en 2020-, los servicios de remesas son cada vez más inaccesibles.
En 2019, el 90% de las remesas se enviaron y recibieron en efectivo. Si avanzamos hasta 2021, 295.000 millones de dólares -alrededor del 50% de los flujos mundiales de remesas- se enviaron a través de medios digitales.
Dado que una parte significativa de la población depende en gran medida del efectivo, esta rápida digitalización está creando un riesgo muy real de exclusión y empeoramiento de las dificultades financieras. Por eso ya es hora de que los bancos, neobancos y otros proveedores de servicios de remesas consideren la posibilidad de añadir eCash a sus capacidades.
Una cuestión de relevancia
El problema más obvio de las remesas digitales es que, en muchos casos, el dinero llega en un formato que simplemente no es conveniente o relevante para la vida cotidiana de los receptores.
Los cinco principales países receptores de remesas en 2021 -India, China, México, Filipinas y Egipto- cuentan con un gran número de personas no bancarizadas o infrabancarizadas y, por tanto, dependientes del efectivo.
Con un 67%, 66% y 63% de sus respectivas poblaciones sin acceso a servicios bancarios, Egipto, Filipinas y México son tres de los países más desbancarizados del mundo. Y aunque, con un 22% y un 20% respectivamente, la proporción de personas sin acceso a servicios bancarios en India y China es menor, sigue siendo bastante significativa.
Pero acceder y utilizar el dinero enviado digitalmente es un reto incluso para los receptores con cuentas bancarias. Casi la mitad de las remesas se envían a zonas rurales, donde la economía se basa principalmente en el dinero en efectivo y la sucursal bancaria o el cajero automático más cercano puede estar a varios kilómetros de distancia.
Y lo que es más importante, el coste de enviar dinero digitalmente -sobre todo en zonas del mundo consideradas de alto riesgo de fraude- es desorbitado. La comisión media se sitúa en el 6,4%, porcentaje que se eleva al 8% en el África subsahariana.
El resultado es que llega menos dinero a los bolsillos de los receptores en un momento en que la situación de la economía mundial obliga a cada vez más personas a pasar penurias económicas.
La otra cara de la moneda
Los problemas de accesibilidad que plantea la digitalización de las remesas no sólo afectan a los receptores. También afectan a los remitentes.
En EE.UU., la principal fuente de remesas del mundo, los inmigrantes tienen más probabilidades de no estar bancarizados o estar infrabancarizados. Y también es más probable que trabajen en empleos de bajos ingresos pagados, al menos en parte, en efectivo.
Pero esto también es cierto en otras partes del mundo.
En muchos países, conseguir la documentación necesaria para abrir una cuenta bancaria puede ser un rompecabezas. Además de un documento que pruebe tu identidad, necesitarás otro que demuestre tu dirección. Pero los comprobantes de domicilio que aceptan los bancos (facturas de servicios públicos, contratos de alquiler y extractos de tarjetas de crédito, por ejemplo) son difíciles de obtener cuando se es nuevo en un país y no se tiene una cuenta bancaria.
Para los inmigrantes indocumentados, los refugiados y otros grupos vulnerables, incluso presentar una prueba de identidad es un problema. El Banco Mundial calcula que en el mundo hay unos mil millones de personas que carecen de documentos de identidad. Esto significa que les resulta imposible abrir cuentas bancarias o trabajar en la economía general, por no hablar de enviar dinero a sus seres queridos.
Unir las remesas tradicionales y las digitales con eCash
Las Naciones Unidas estiman que alrededor del 75% de los flujos mundiales de remesas se destinan a alimentos, alquileres, facturas de servicios públicos y otros gastos esenciales, mientras que el 25% restante suele ahorrarse, invertirse o utilizarse de otras formas que ayudan a los receptores a mejorar sus vidas.
Esto significa que, además de ser un salvavidas, las remesas también son fundamentales para romper el ciclo de dificultades financieras. Así pues, aunque no se puede detener la digitalización, garantizar que los más vulnerables de la sociedad no queden excluidos del sistema financiero debería ser un imperativo moral.
eCash se encuentra en una posición ideal para hacer que los servicios de remesas sean más inclusivos, ya que permite a las personas enviar y recibir dinero en efectivo a través de medios digitales, incluso si no tienen acceso a una cuenta bancaria.
Para los remitentes, transferir dinero con eCash es tan fácil como conectarse al proveedor de su elección -ya sea un banco, un neobanco u otro servicio de remesas-, elegir eCash y descargar un código de barras.
A continuación, pueden escanear el código de barras en un punto de servicio PaysafeCash participante y depositar efectivo para completar la Transacción.
Del mismo modo, los receptores reciben un código de barras que pueden escanear en su establecimiento más cercano y retirar efectivo.
El proceso no puede ser más sencillo. Pero, lo que es más importante, refleja las realidades prácticas tanto de los remitentes como de los destinatarios, permitiéndoles completar las transacciones utilizando el medio en el que confían para todas sus demás necesidades cotidianas: el efectivo.
La digitalización puede ser inevitable, pero la exclusión no lo es.
Se cree que en 2025 el mercado de remesas será predominantemente digital.
Muchos comentaristas sostienen que esto hará que las remesas sean más seguras, más fáciles de usar y más transparentes, y reducirá los gastos generales de los proveedores de servicios. Pero aunque la digitalización tiene indudables ventajas, también existe el riesgo de que ponga a las personas vulnerables en una situación aún más difícil, al imposibilitarles enviar o recibir dinero.
La comodidad no es única. Aunque la mayoría de nosotros preferimos hacer transferencias digitales, hay muchas personas para las que la opción más sencilla es utilizar dinero físico. Al añadir eCash a sus servicios, los bancos, neobancos y otros proveedores de servicios de remesas pueden llegar también a estos clientes, ampliando su mercado y asegurándose de que nadie se quede atrás.
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